Destinado a niños de entre 3 y 6 años.
Estas clases pretenden contribuir al desarrollo integral del niño utilizando recursos provenientes del mundo sonoro y musical. El objetivo principal es que los niños vivan la música, hagan música, la comprendan y desarrollen su capacidad creativa a través de ella.
Los niños en edades tempranas demandan permanentemente una actitud de máxima atención y dedicación, mientras que, al mismo tiempo, convierten todo ejercicio de aprendizaje, por su alto nivel de participación e implicación, en una experiencia altamente gratificante.
Es precisamente la mezcla entre enseñanza y divertimento la que convierte la práctica de la música y del movimiento en una garantía para que los alumnos aborden posteriormente con una actitud positiva los estudios musicales de mayor nivel. En este sentido, la finalidad fundamental sería el de despertar su interés y curiosidad por el sonido, por todo lo mágico que hay en él.
Esta formación musical redunda en una gran mejora de las aptitudes y habilidades básicas de los alumnos, quienes suelen avanzar en su rendimiento académico general (idiomas, proceso de lecto-escritura, control de sus capacidades motoras, etc.)
La práctica musical temprana desarrolla las capacidades, habilidades y las actitudes necesarias para el estudio posterior de un instrumento. El aprendizaje del lenguaje musical se hace más fluido, pues los conceptos ya han sido interiorizados. El oído es más fino, aprecia mejor la belleza y contoneos del sonido, y la mayor conciencia corporal facilita la expresividad a través de un instrumento.
La dinámica básica de este tipo de aprendizaje musical, que es el trabajo en equipo, hace que cada niño encuentre su lugar, independientemente de su mayor o menor aptitud musical. Los alumnos aprenden a través del canto, la danza y la práctica instrumental en grupo, conductas altamente positivas, desarrollando entre ellos valores como la solidaridad y la sociabilidad.
El aprendizaje de capacidades que tienen, básicamente, la voz y el cuerpo como elementos proyectores de creatividad, inspira en los niños un progresivo aumento de sus niveles de autoconfianza y sociabilidad, y revierte en una mejora general de sus capacidades, antes bloqueadas por su propia percepción personal.
La música consigue que los niños se hagan más sensibles hacia el entorno que les rodea, más perceptivos, más deseosos de compartir la alegría de sus juegos y canciones con otros niños y les ayuda a desarrollar su imaginación, de por sí inmensa, pero quizás hoy en día un tanto "aletargada" por el abuso de juegos electrónicos o similares.
El contacto con la música en edades tempranas beneficia a los niños en todos los niveles y sentidos, y lo que es más importante, contribuye a su felicidad.